16 de agosto de 2012

Caracol

Hoy salvé a un caracol.
Como la noche anterior había llovido bastante, en la mañana mientras salía de mi casa me topé con un señor caracol. Es triste ver cadáveres de caracoles por todas partes ya que la gente despreocupada o malintencionada los mata. Por eso mismo tomé al señor caracol y lo dejé a salvo a los pies de las plantitas.

Se que alguna persona amante de su jardín me mataría por eso ya que el caracol se comerá tal vez una o dos hojas de sus plantas, pero vamos, el caracol también merece una oportunidad. Además, son lindos.

Y bueno, de regreso a mi casa por la noche me di cuenta que alguien había asesinado a otro señor caracol, espero que no haya sido el que yo rescaté. Aunque igual hubiese querido que no muriera. Deberíamos de fijarnos mejor donde pisamos o a quienes pisamos.

Otra historia relacionada a los caracoles es de hace unos cuantos años atrás cuando era un niño pequeño que iba a una boda de la cual no tenía mucho interés, lo importante es que iba mi hermano y mi prima que somos más o menos de la misma edad. Como la noche anterior a la boda había llovido salieron muchos caracoles (ya que donde sería la ceremonia y celebración tenía un patio grande). Y como los caracoles nos parecían lindos llenamos los brazos de mi prima con caracoles, era docenas de ellos y ella estaba feliz por tener tantos caracoles. Obviamente a los papás y adulto les pareció tierno y asqueroso a la vez, al igual que una mala idea así que nos mandaron a regresar los caracoles a sus hogares. Por lo menos esta vez no los mataron.




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