Esos días de niebla son magníficos. No entiendo por qué tan poca gente de las que conozco pueden disfrutar de un día de invierno. Cuando se los comento vuelan comentarios como "Ay, ¿Cómo puedes?" o tal vez "Nooo, por mi no pasaría otro invierno, mejor que sea verano todo el año".
Me gusta salir a caminar en esos días, donde entre menos vea enfrente mío es mejor. Se vuelve como una continuidad de sorpresas mientras tratas de adivinar que es esa nueva sombra misteriosa en un lugar donde antes no había nada. Tal vez sea una persona fumando, o un nuevo letrero... ¿quién sabe?
El momento del regreso a casa es siempre diferente pero gratificante, escapas del frío que tantos odian y, en mi caso, apenas empiezas a pensar en eso... el calor. Puede ser una taza de té o café, o a lo mejor una chimenea, ¿y qué tal un baño caliente?
En fin, ojalá baje la neblina pronto, me hace falta un turbio paseo por la ciudad, tal vez lleve un buen té en mi fiel termo y me siente en una plaza a sentir el tiempo pasar con la gente.
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